El día 18 de Mayo volvimos de vuelta al continente Europeo. Tras el duro paso por las islas fuimos recorriendo la costa croata atravesando la ciudad de Crikvenica. El objetivo era encontrar un lugar donde poder acampar gratis, pero todos los sitios al lado de la carretera estaban urbanizados. Era dificil encontrar un lugar agreste y apartado donde poder poner nuestras tiendas de campaña. Finalmente nos rendimos y decidimos ir a un camping, porque ya estaba anocheciendo.
Al llegar a uno, no había nadie en la recepción, asi que decidimos ir plantando mientras aparecía alguien. Y esperamos...esperamos...esperamos...y allí nadie venía. Bueno, no seríamos nosotros quienes fueramos a avisar al dueño (que a saber donde vivía). No había nadie más en el camping y el césped estaba mal cuidado, así que asumimos que simplente estaban fuera de temporada. Un hombrecillo paseando al perro nos dijo que Davor Suker vivía a 5 minutos de ahí, pero tampoco teníamos mucho interés en conocer a un futbolista que tuvo por novia a Ana Obregón.
Al día siguiente (19 de Mayo) el objetivo era llegar hasta Otocac, una pequeña ciudad cerca de la frontera con Bosnia (y del parque nacional de Pitvice). El problema era que estábamos en la costa y queríamos ir hacia el Este, es decir, había que adentrarse en los Balcanes. Nos esperaba una subida del 12% durante unos 12km, lo cual es un infierno cuando vas en bici, con 15kg de carga y una guitarra a la espalda. Y para más inri, empezamos a pedalear tarde. Serían las 11am cuando empezamos la subida.
Yo pensaba en hacer dedo para que me subieran, pero mis esperanzas empezaron a desvanecerse cuando en 30 minutos de subida sólo vi a 2 coches pasar por la carretera secundaria por la que íbamos. Sin embargo, la suerte nos sonrió de nuevo y pasó una furgoneta de carga con un chaval muy majo que nos dejó meter las bicicletas junto con la mercancía e ir nosotros de copilotos. Desde ese día, tengo a aquel tío como mi nuevo Dios (como soy ateo tampoco requiere mucho esfuerzo xD). Nos dejó más o menos en la cima de la montaña y desde ahí fue una delicia de camino atravesando mini-pueblos, bosques, valles...casi todo en llano o bajada.
Finalmente llegamos a Otocac y Sergio y yo nos fuimos para un hotel (4 días en la bici sin ducharnos es nuestro límite y no había hostels) y tras la ducha caliente dormimos como bebés. Lechu fue a buscarse la vida y acabó conociendo a un tipo, tocando en un bar con él y durmiendo en su casa. Estos argentinos tienen experiencia en sacarse las castañas del fuego! Lechu decidió quedarse dos noches más y Sergio y yo decidimos pedalear un poco para ir haciendo etapas.
Encontramos un lugar que ponia "Free camping" en el que no había nadie, pero que parecía medio acondicionado. Descubrimos que se podía hacer fuego (había restos de hoguera y madera cortada no muy lejos) y de repente, se nos encendió la bombilla: parillada. Me acerqué al supermercado del pueblo más cercano y conseguí unos pinchos morunos. Después de estar comiendo todos los días atun con tomate y salchichas frias con queso, aquellos pinchos nos supieron a gloria. Tanto, que al día siguiente decidimos no pedalear y hacer otra parrillada a la noche. Obviamente no teniamos parrilla, asi que estuvimos todo el día pensando y preparando como íbamos a hacer para poner la carne. Un poco de imaginación, un poco de diseño ingenieril, un par de ramas peladas con el cuchillo scout y los palitos de los pinchos nos sirvieron para que entre Sergio y yo nos comiéramos 1.5kg de carne a la brasa. Había que recuperar fuerzas ;). Y aún estábamos a 60km del parque nacional...
1 comentario:
Que buena pinta esos pinchitos!
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